EL GENN y la Dama de Elche
EL PASADO DICIEMBRE SE REUNIÓ LA RED GENN EN LA 41 EDICIÓN DEL CONGRESO GENN
A lo largo y ancho de cuatro décadas, las reuniones anuales de la Red GENN (Grupo Español de Neurotransmisión y Neuroprotección) nos han ofrecido maravillosas experiencias culturales en recónditos lugares de España. Sin ir más lejos, en diciembre pasado nos proporcionó una sorprendente visita a L’Alcudia, la antigua villa romana de Ilici, ubicada a 2 kilómetros del centro de Elche. Antes del asentamiento romano, este histórico lugar había sido una ciudad ibérica; lo atestiguan los numerosos objetos encontrados en las excavaciones arqueológicas realizadas en los siglos XIX y XX. La Universidad de Alicante, con la Fundación Universitaria de Investigación Arqueológica L’Alcudia, ha impulsado la investigación y difusión de su rico y singular patrimonio. Este yacimiento arqueológico ha proporcionado ya importantes vestigios monumentales y una rica colección de materiales que se exponen en su museo monográfico y en su centro de interpretación. Y tan solo se han realizado excavaciones en el 10% del yacimiento; queda mucho por explorar e investigar. Vale la pena continuar investigando, pues a la ciudad ibérica (6.000 años de historia) sucedió el asentamiento romano, convertido luego en obispado visigodo. Durante mil años, con una población relativamente numerosa, fue la más importante ciudad visigoda de su entorno, así como cabeza de un territorio que disponía de buenas comunicaciones por tierra y por mar con una tierra agrícola productiva. Tras su abandono se convirtió en una terreno yermo primero y en una finca agrícola después en donde, en el siglo XIX, las excavaciones dieron con la afamada Dama de Elche, allí enterrada durante 2.400 años.
Viene a cuento esta historia arqueológica porque en diciembre de 2021 celebramos en Elche la reunión anual número 41 del GENN. En este contexto, pienso que cuando damos vida a una nueva actividad no podemos predecir su futuro. La idea de esta singular red de neurocientíficos surgió en 1984 cuando una veintena de neuroquímicos y neurofarmacólogos nos dimos cita por primera vez en el seminario-biblioteca del departamento de farmacología de la naciente Universidad de Alicante, en su campus ubicado cerca de San Vicente del Raspeig. Aquella veintena de jóvenes que hoy son profesores universitarios o miembros de algunos centros de investigación, se ha transformado en los 70 neurocientíficos que hemos acudido a la llamada de Miguel Ángel Company y Victoria Maneu, miembros del excelente grupo de “retinólogos” creado por Nicolás Cuenca en la universidad lucentina, quienes organizaron la 41 reunión científica anual del GENN.
He tenido la fortuna, gracias a mi edad, de seguir durante cuatro décadas la evolución casi espontánea de este grupo de trabajo, que podríamos tildar de verdadera red de investigadores, la Red GENN. Y digo “casi” espontánea porque apoyándola en silencio, pero con contundencia y meridiana claridad, ha estado y está la Fundación Teófilo Hernando (FTH), que mantiene una base de datos sobre los miembros pasados y presentes del GENN, coordina y gestiona los recursos para cada reunión, construye y pone en la web IFTH toda la información de cada reunión, facilita el transporte de los asistentes a cada reunión fletando un autobús desde Madrid y gestionando las exiguas y ajustadas cuotas de los inscritos para pagar, con criterios económicos (alrededor de 250 euros) los gastos de alojamiento en buenos hoteles, la manutención y las infraestructuras necesarias, durante los tres días de duración del GENN.
En el hotel Botánico Millenium de Elche, sumergido en un bosque de palmeras, los 70 inscritos en el GENN-41 pasamos tres deliciosos días repletos de neurociencia y cultura.
El rico programa de la reunión abarcó aspectos básicos relacionados con la neurotransmisión y con los mecanismos patogénicos que atañen a la muerte neuronal en las enfermedades neurodegenerativas, el ictus y los traumatismos craneoencefálicos. A estos ricos temas hay que añadir los relacionados con la degeneración de la retina, que tan estrechamente están vinculados a las enfermedades neurodegenerativas.
Los miembros del GENN fuimos afortunados con la incorporación hace unos años del excelente grupo de Nicolás Cuenca que, desde la buena ciencia que ha desarrollado durante décadas en la Universidad de Alicante, tiene gran repercusión internacional en el campo de la retina. Precisamente, Nicolás presentó el libro de Cajal sobre retina, que ha reeditado con el apoyo del CSIC. Son fantásticas las imágenes de Cajal sobre la retina de los vertebrados, que dibujó paciente y magistralmente mirando su rudimentario microscopio, que no desmerecen de las espectaculares imágenes del grupo de Nicolás, tomadas con microscopía confocal o la moderna OCT (Optical Coherence Tomography), una técnica que ahora usan rutinariamente los oftalmólogos para visualizar las distintas capas de la retina.
A través de Nicolás, el IFTH (Instituto Fundación Teófilo Hernando de la UAM) entró en contacto con Manuel Vidal, del Instituto de Investigaciones Biomédicas, Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca, Universidad de Murcia. Manuel coordina la Red RETIBRAIN, apoyada por el Ministerio de Ciencia y Tecnología e Innovación; en colaboración con los químicos médicos del IFTH Rafael León y Cristóbal de los Ríos, los grupos de Nicolás y Manuel han revelado las propiedades retinoprotectoras de algunos compuestos de nueva síntesis, que están siendo objeto de patentes. Al GENN41 acudieron también algunos investigadores en retina del Instituto Ramón Castroviejo de la Universidad Complutense de Madrid y del Centro de Investigaciones Biológicas “Margarita Salas” del CIB.
En pocas palabras, los retinólogos y los neurofarmacólogos hemos encontrado áreas de mutuo interés para una colaboración científica traslacional que en tan solo dos años ya comienza a dar frutos en forma de patentes y publicaciones conjuntas.
En sus orígenes, el GENN se centraba en temas relacionados con la neurotransmisión, en gran parte basados en el modelo de la célula cromafín medulosuprarrenal y la neurona simpática. Afortunadamente, sus miembros más veteranos estuvieron abiertos a la incorporación de nuevas temática, concretamente, en los años 90, la neurotoxicidad, la muerte neuronal y las enfermedades neurodegenerativas. Otro hito importante fue la incorporación de los químicos médicos, cuando se iniciaba el siglo XXI, Enrique Gálvez e Isabel Iriepa, (Universidad de Alcalá de Henares), José Luis Marco (CSIC), José Carlos Menéndez (Universidad Complutense), Rafael León (IFTH, CSIC), Cristóbal de los Ríos (IFTH, Hospital La Princesa). Así, química, farmacología, biología celular, neuroquímica y clínica fueron poco a poco, año tras año, juntando ideas, esfuerzos, infraestructuras y metodologías complementarias que proporcionaban el oxígeno necesario para el funcionamiento, casi espontáneo, del GENN. Estas iniciativas, con enjundia, son las que arraigan y dan frutos en forma de proyectos comunes, intercambios de ideas, aproximaciones convergentes para la solución de problemas médicos, economía de esfuerzos y de gastos, aprovechamiento exquisito de los siempre escuálidos recursos de los que hemos dispuesto los científicos en España, un país que se distingue por dar la espalda a la ciencia.
El GENN siempre han sido un foro para los jóvenes que inician su carrera científica. Y su 41 reunión de Elche no fue una excepción: jóvenes del País Vasco, Valladolid, Madrid, Tenerife, Granada, Alicante, Murcia, Ciudad Real y Montpellier tuvieron la oportunidad de exponer sus trabajos sobre canales iónicos, receptores, transducción de señales, neurodegeneración, neuroprotección y diseño, síntesis y caracterización del potencial neuroprotector de las nuevas moléculas ideadas por los químicos médicos.
El carácter pluridisciplinar de este grupo de científicos se asemeja estrechamente con el que caracteriza la I+D del medicamento en sus distintas etapas, particularmente las preclínicas. También el GENN tiene proyección clínica a través de los numerosos ensayos clínicos coordinados y gestionados por la Fundación Teófilo Hernando.
En la estupenda cena de clausura, celebrada en el Hotel Huerto del Cura, la consejera de cultura del Ayuntamiento de Elche, doña Margarita Antón Bonete nos contó con entusiasmo el origen y el guion del “Misteri de Elche”, que se celebra cada año en la soberbia basílica ilicitana. También nos habló de las vicisitudes de la afamada escultura la “Dama de Elche”, una escultura íbera realizada en piedra caliza entre los siglos V y IV a.C. Es un busto que representa una dama ricamente ataviada, cuyo rostro muestra unas facciones perfectas, que se encontró, casualmente, en el yacimiento arqueológico de La Alcudia a finales del siglo XIX, según nos contó el director del museo en nuestra visita. Destacan la serenidad e idealización de su rostro, y su rico atavío indica la existencia de una verdadera cultura ibérica, influida por las culturas fenicia y griega, propias de la zona mediterránea en los siglos V y IV a.C. Quedan abiertas varias hipótesis sobre si la Dama era una alegoría a la femineidad, una diosa, una sacerdotisa, una reina o una orante. En cualquier caso, son curiosas las vicisitudes por las que pasó el busto de la Dama después de su hallazgo en la Alcudia:
La Dama de Elche la encontró el joven Manuel Campello Esclapez, el 4 de agosto de 1897. Manuel tendría entonces unos 18 años. Fue a la finca propiedad de Manuel Campello Antón para llevar agua a los obreros que cultivaban las tierras de La Alcudia. Para entretenerse, comenzó a golpear la tierra con un pico, tropezó con una superficie rígida, siguió escarbando y dio con la Dama de Elche, que se encontraba protegida en una hornacina. La noticia del hallazgo causó expectación; todos los ilicitanos querían ver a su “reina mora”, como se la tildó inicialmente, que convirtieron en el símbolo de la región. El dueño de la finca, Manuel Campello Antón, pronto se reunió con Pedro Ibarra que, maravillado, dio a conocer el valioso hallazgo enviando cartas dentro y fuera de España. La escultura fue entonces ofrecida al Museo Arqueológico Nacional.
Mientras que Campello Antón aguardaba la respuesta del Museo, Elche recibió la visita de Pier París, invitado por Pedro Ibarra para asistir al famoso Misterio de Elche. Ello le permitió conocer a la Dama, lo que propició una oferta de Pierre para incorporarla al museo parisino de Louvre. El Museo Arqueológico Nacional rechazó la oferta, lo que propició su venta a Pierre por 4.000 francos, según el texto “La Dama de Elche” en el año de 1897 la “reina mora” se expondría con un nuevo nombre sugerido por S. Reinach, la Dama de Elche.
En 1941, en plena Segunda Guerra Mundial, la preocupación por una alianza de España con Italia y Alemania, propició que el gobierno francés devolviera algunas piezas españolas compradas o saqueadas. Fue así como el general Philippe Pétain y el general Francisco Franco acordaron un intercambio que saldara cualquier duda futura sobre el derecho de posesión de las piezas. En 1941, acompañada por la Inmaculada Concepción de Murillo y otras nueve toneladas de piezas, la Dama de Elche viajó en tren. Tras una breve escala en Barcelona, el primer destino de la escultura fue el Museo del Prado. En 1959, la visitaría Manuel Campello Escaplez, su descubridor, que se convirtió en una leyenda. En 1965, el Prado aceptó llevar la Dama a Elche, en donde Manuel Campello, ya octogenario, la vio de nuevo. Allí se le reconoció su hallazgo y se le otorgó la orden de Caballero de la Real Orden de Alfonso X el Sabio. En 1971, la Dama se trasladó al Museo Arqueológico Nacional que, tras su descubrimiento, desperdició la oportunidad de acoger este tesoro de la cultura ibérica. Hoy constituye una de las piezas que más atención despierta en el renovado y magnífico Museo Arqueológico Nacional.
GENN y cultura. Cultura y GENN. Buena neurociencia. Amistad. Colaboración entre los grupos de científicos con saberes y metodologías complementarias. Y así durante 40 años, con algunos científicos que nos dejan y otros que se incorporan cada año. Largo y fructífero camino, que todavía no llega a su término. El GENN42 nos verá en Santiago de Compostela, de la mano de la doctora Dolores Viñas. Hasta diciembre de 2022; buen año, buen camino a Santiago.
Profesor Antonio García
Catedrático emérito de Farmacología UAM
Presidente de la Fundación Teófilo Hernando